Guía de lectura: La ciencia de un club (segunda parte)
Como buena hija de mi tiempo, soy muy ansiosa. Es en la lectura en donde más se me nota. Si paso un fin de semana fuera de mi casa soy capaz de llevarme seis libros; temo quedarme sin algo que leer. Suelo volver con un libro avanzado y otros cinco sin empezar. Si estoy dictando un club de lectura, siempre antes de que termine, tengo la lista del siguiente hecha. Anhelo demasiado los próximos libros que leeré. Vivo en ese anhelo. Me da una esperanza desmedida del tiempo.
Marisol García: “No creo que las letras del trap califiquen realmente como una obra creativa”
“A veces me pregunto qué me gusta más: si la música o leer sobre ella”, duda Marisol García (1973), la periodista especializada más prolífica, persistente y versátil de nuestro tiempo.
Hacer crítica literaria: un oficio de lectores
En 2023, tuve la oportunidad de dictar un taller de crítica literaria en la Biblioteca Nicomedes Guzmán, de Santiago. Me invitaron por mi trabajo en Revista Origami, donde comencé a escribir de libros en 2020, aunque no lo he hecho desde el 2023. También tuvo que ver mi labor como ayudante en una investigación sobre la crítica literaria desarrollada por mujeres en Chile. Gracias a estas dos experiencias laborales y formativas, pude pensar con otrxs, en formato de taller, el oficio de la crítica.
“La lluvia es el comienzo de todo” —María Beatriz González
La lluvia es el comienzo de todo, agucé el oído intentando entender sus palabras. Hace más de quince días que ni siquiera balbuceaba, y de pronto esa frase, nítida, cuyo sentido no comprendí.
El imaginario de Carla Guelfenbein
Bióloga, diseñadora y escritora. Ha publicado ocho novelas, entre ellas la ganadora del Premio Alfaguara de Novela (2015) Contigo en la distancia. Su más reciente trabajo literario es La naturaleza del deseo (2022).
Leer: ¿un gusto o una necesidad?
¿Te gusta leer?, me preguntó alguien el otro día, tal como me lo han preguntado tantas otras veces, en tantos otros días. Contesté que sí, pero de inmediato sospeché de esa respuesta —¿es leer un gusto?— para luego arrepentirme completamente de ella. No porque fuera falsa —si no me gustara leer, si me disgustara, hoy mismo lo dejaría— sino porque la sentí incompleta, incluso deshonesta: no abro un libro como destapo una cerveza o juego ping pong, y aunque es evidente que disfruto la lectura, el disfrute no es lo que persigo en ella.