Libros en el cine: Hot Milk de Deborah Levy

PRESENTADO POR MUBI

“Mi amor por mi madre es como un hacha. Corta muy profundamente”.
Deborah Levy


En el sur de España, bajo un sol abrasador que parece diluir los límites
entre lo real y lo imaginario, una madre y una hija buscan respuestas
a un dolor que nadie sabe nombrar.

La adaptación cinematográfica de la novela de Deborah Levy, Hot Milk, dirigida por Rebecca Lenkiewicz, explora las fronteras difusas de un vínculo simbiótico; el enredo emocional de una madre y una hija que viven atrapadas en una relación de dependencia.

Sofía (Emma Mackey en la adaptación) ha abandonado su doctorado en antropología para cuidar de Rose (Fiona Shaw), su madre, aquejada de una parálisis misteriosa que ningún médico logra diagnosticar. En busca de una cura, ambas viajan al sur de España para someterse a los tratamientos del excéntrico Dr. Gómez. Pero más allá de la enfermedad, lo que se despliega es el mapa íntimo de una joven que debe aprender a separarse del cuerpo y de la sombra de su madre para descubrir su propio deseo.

El corazón del libro late en la voz de Sofía: su mirada antropológica sobre el mundo, sus observaciones minuciosas, su tránsito errático entre el presente y el pasado, entre la hija obediente y la mujer deseante. La película traduce en imágenes esa contradicción que trabaja la novela entre sumisión y rebeldía, entre el cuidado impuesto y el deseo de escapar.


“¿Qué es peor? ¿Estar encadenado todo el día
con un cuenco de agua, o ser libre y morir de sed?”

Deborah Levy


En sus palabras, la autora Deborah Levy escribió esta historia como un “thriller de síntomas”. La dolencia de Rose es un enigma que nunca se resuelve del todo, porque en el fondo no importa el diagnóstico, sino lo que la enfermedad produce: la postergación de Sofía, su sacrificio permanente, su vida vivida en segunda persona. El relato se vuelve entonces una radiografía de vínculos asfixiantes, pero también un campo abierto para la exploración de la identidad sexual, el duelo por un padre ausente y la necesidad de emancipación.

Esta adaptación cinematográfica captura con eficacia la atmósfera y mantiene el aire de inquietud y extrañeza del libro: el desierto, la luz blanca que enceguece, las medusas flotando en el mar como símbolos de belleza y dolor. Sin embargo, donde la novela se expande hacia lo político y lo social —la crisis griega, la explotación laboral en los invernaderos de Almería, los ecos del capitalismo tardío—, la película se concentra en lo íntimo y lo romántico.


“Tenemos que llorar a nuestros muertos,
pero no podemos permitir que se apoderen de nuestras vidas”.

Deborah Levy


Hot Milk, -tanto el libro como la película- es sobre aprender a soltar, a cortar con el hacha un amor demasiado profundo y posesivo. Un libro que se lee como una fiebre y una película que, al igual que la novela, sigue encendiendo la pregunta sobre qué significa ser hija y qué significa ser madre. 

Hot Milk está disponible en la plataforma MUBI


Anterior
Anterior

¿Lector o posero? Ideas sobre la lectura performativa

Siguiente
Siguiente

El universo literario de: Días Perfectos