Mañas lectoras: ¿un ritual o una obsesión?
Leo las anotaciones que tengo para escribir este texto: “lectora poliamorosa, hábitos, ansiedad, rituales, manías”. No sé cómo agrupar estas ideas, pero entiendo hacia dónde quiero ir: deseo indagar en aquellas obsesiones propias que rodean el acto de leer. Con el tiempo he descubierto cuáles son las que más adoro, las que ya están fijadas en mi cuerpo y en mi cabeza, las que no pueden faltar, porque si no están, simplemente no puedo leer.
Leer (mal) las instrucciones
La vida está llena de instrucciones, textos funcionales que se dirigen en forma directa, clara y precisa a su lector.
Mi personaje de papel: Paz Ramírez
Algo mágico envuelve a la psiquiatra Lola Hoffmann. Sus biografías están llenas de detalles casi mitológicos que construyen un relato/retrato de esta mujer excepcional.
Los libros y el legítimo derecho a la felicidad
Ha sido un debate recurrente en los espacios académicos y de grupos internacionalistas: ¿el derecho a la felicidad puede ser incorporado a los derechos humanos? Por distintos motivos hay quienes dicen que no y otros que sí. Pero, más allá de los tecnicismos que supone incorporar un nuevo derecho a los tratados internacionales (y, por ende, a los compromisos de los Estados), pareciera haber un consenso: sí, los seres humanos merecemos ser felices.
Los libros no se botan, se regalan
Es curioso lo que se puede descubrir en la basura de otros. Hay personas que todas las noches pasan revisando los tachos de la basura en la avenida en la que vivo, buscando algo que les sirva, como ropa en buen estado o algo que esté en condiciones de ser vendido o reutilizado.
Sobre Papaíto Piernas Largas, el libro que marcó mi infancia
Nunca había podido ver su portada completa. Mi libro, forrado con scotch grueso, tiene un buen pedazo rasgado. Fue impreso en Buenos Aires el 26 de diciembre de 1969 por Santiago Rueda Editor, tres años antes de que naciera mi mamá, quien me lo regaló cuando empecé a leer libros más largos, entre los nueve y diez años.