Silencio, por favor
De niño le temía, en mi juventud lo despreciaba, pero ahora, mañoso y terco, me volví un adicto al silencio.
Ya no intento entenderlo todo: Niñas pirómanas de Dana Lima
En uno de los ocho cuentos de Niñas pirómanas (Imaginistas, 2024) se falsea una voz para contar una historia incompleta. Al tomar un lugar que no es el propio para decir, la personaje de ese relato (en la función de autora) especula con la ficción, que lejos de encerrarse en los recovecos de la identidad, busca armar u organizar una narrativa y, con ella, la existencia de ese tío, hermano de su papá, que la interpela en pleno luto. ¿Qué se llora, a quién se llora?
El imaginario de Jesus Diamantino
Jesús Diamantino Valdés (Santiago, 1984) es docente universitario y crítico literario. Ha sido reconocido como uno de los teóricos y estudiosos del horror más importantes en Chile. Es autor del ensayo Geografía del Miedo de editorial Cuarto Propio y de las novelas Los que susurran bajo la tierra (2021) de editorial Zig-Zag, Rural (2024) y Demoníaco (2025), ambas del sello Minotauro, Planeta.
Guía de lectura: libros para adentrarse en el mundo
Cuando entré a estudiar periodismo lo hice porque tenía mucha curiosidad. Había tantas cosas por saber y por conocer, aunque era imposible alcanzarlas todas, creía que el periodismo me daría una manera de acercarme sin que tuvieran que ser mías. Ahora miro con ternura mi ingenuidad al creer que algo así podía ocurrir.
Leerle a mis hijos no sirvió para convertirlos en lectores
Tengo dos hijos, hoy altos y hediondos, pero cada noche, cuando aún eran pequeños y fragantes, solía leerles un cuento al momento de acostarse. Después de lavarles los dientes y ayudarlos con el pijama, acomodábamos bien los cojines, elegíamos los peluches que nos acompañarían en la lectura y abríamos un libro ilustrado —de Oliver Jeffers, Micaela Chirif u Oscar Wilde— con el que daríamos por cerrado el día.
Mañas lectoras: ¿un ritual o una obsesión?
Leo las anotaciones que tengo para escribir este texto: “lectora poliamorosa, hábitos, ansiedad, rituales, manías”. No sé cómo agrupar estas ideas, pero entiendo hacia dónde quiero ir: deseo indagar en aquellas obsesiones propias que rodean el acto de leer. Con el tiempo he descubierto cuáles son las que más adoro, las que ya están fijadas en mi cuerpo y en mi cabeza, las que no pueden faltar, porque si no están, simplemente no puedo leer.