Cristóbal Briceño: “La lectura, junto con hacer caca, es la actividad más íntima que hay”
Cuando ocurre esta conversación, Cristóbal Briceño se acaba de cambiar de casa. De una cabaña de madera en los cerros de Limache, a la que se llegaba por un camino de tierra, el cantante y compositor de Ases Falsos, Fother Muckers y Los Mil Jinetes se fue, junto a su hija María y su pareja Valeria, a un condominio casi nuevo de blancas viviendas de concreto, llenas de ángulos rectos, muy cerca del centro de esa ciudad.
Por Cristóbal Bley
La mudanza está completa excepto por una cosa: debe ordenar sus películas —cientos de devedés y blurays, desde Woody Allen hasta John Waters— y los libros. Ya demoró tres semanas en ubicar sus más de dos mil discos, que antes de guardar limpió uno por uno, primero con una toallita húmeda y luego con una seca. Pero ahora tiene que apurarse, pues la paciencia de su familia con las cajas que todavía pueblan el living y el dormitorio se está agotando.
¿Cómo ordenarás los libros? ¿Alfabéticamente?
Borges decía que ordenar tu biblioteca es una forma de crítica literaria. Y yo estoy muy de acuerdo. En realidad, no solo la biblioteca, también mi discoteca o las películas. A ellas las tengo separadas por número, uno, dos, tres, según su calidad. Cosa que no podría hacer con los libros, porque las películas son un formato mucho más estandarizado. Un libro, en cambio, lo puedes leer en dos días o en dos años. Me acuerdo cuando compré La vida sexual de Robinson Crusoe, un libro francés que encontré en una feria en México. Lo empecé a leer y era tan indecente que dije: tengo que terminarlo lo antes posible para que nadie me vea leyéndolo. Venía en el avión de vuelta a Chile casi escondido pasando las páginas.
¿De qué se trata?
¿Tú leíste Robinson Crusoe? Es un tipo que pasa casi treinta años en una isla, pero como Defoe nunca habla de su sexualidad, este libro se hace cargo de esa omisión. Cuenta, con mucho detalle, cómo Robinson Crusoe experimenta primero con él mismo, después con frutas, después con animales y, al final, por supuesto, con Viernes. Lo leí lo más rápido posible, por pudor. Sin embargo, es un libro que recuerdo con mucho afecto. Por otro lado, hace poco empecé a leer a alguien que he admirado siempre, pero desde la fotocopia o el recorte, que es Freud. Yo cursé dos años de plan común de Comunicaciones en la UC, ¡pero la carrera era de una pobreza de contenido! Lo que siempre dicen de los periodistas: un océano de conocimientos de un centímetro de profundidad. Me acuerdo, eso sí, de haber leído fotocopias de Freud y encontrar muy valiente su proceder racional. Ahora, de viejo, le entré a uno que se llama Tótem y tabú; creo que me demoré dos años en leerlo. No me resultó fácil, no estaba muy familiarizado con la teoría psicoanalítica, es demasiado sustancioso. ¡Demasiado! Te puedes quedar en un párrafo una semana, releyéndolo, volviendo atrás, pensando en él.
Es que los libros, porque tuvieron muchos siglos para desarrollarse como expresión, entregan una variedad de experiencias muy amplia.
No así las películas, un formato relativamente nuevo, que cumplió hace poco cien años, entonces todavía es fácil ordenarlas. Hubo un tiempo en que a los cedés, por una cuestión de volumen, pues tengo más de dos mil, los ordenaba por cercanía a mi corazón. Abajo, cerca de los pies, los discos que escucho menos, porque no iba a estar de cuatro patas buscando mis álbumes favoritos. Al final, empezaron a ser tantos que me olvidaba dónde estaba éste o el otro. Así que corté por lo sano y los estoy ordenando alfabéticamente. De lo cual no me enorgullezco.
¿Por el apellido?
No: por cómo lo conoces. Por ejemplo, a Marvin Gaye no lo voy a poner en la ge. Lo pongo en la eme, porque si pienso en Marvin Gaye, pienso en la eme. Hoy, justamente, veré cómo hacerlo con los libros. Ahí soy, o trato de ser, mucho más selectivo, porque me molesta que haya libros que no me gustan pululando a mi alrededor. Por lo mismo, cuando una persona me regala un libro que ella ha escrito, para mí eso no es un regalo, es un compromiso. Y bastante incómodo. Obviamente tengo que ser no solo diplomático sino además cordial, porque entiendo el trabajo que le significó, y lo significativo que es regalármelo a mí, por la razón que sea. Pero es muy, muy improbable que lo lea.
¿Qué haces después con él?
Ese es el problema. No sé. Y lo otro que me molesta es cuando te regalan un libro porque piensan que te va a gustar.
Creo que la lectura, junto con hacer caca, es la actividad más íntima que hay.
¡Es algo que se hace solo! Hay cosas que son muy individuales, por ejemplo comer, que puedes compartirlo con otra persona. ¿Pero te imaginas juntarte en una mesa a leer?
Pero tú le lees a tu hija todas las noches.
Tienes razón. Cuando conocí a Valeria, le leí, y todavía le leo, un montón de libros. Digamos entonces que podría emparentarse al sexo. También es algo muy íntimo, la verdadera experiencia inmersiva. Es todo lo contrario a ver una película, que es expresiva, y trata de cautivar a la mayor cantidad de gente posible al mismo tiempo. Por eso las salas de cine son lo que son: básicamente un campo de concentración donde ves la imagen a un tamaño descomunal y el sonido a un volumen insano. Y es disfrutable. Por eso, cuando las películas quieren emular la sensación del libro, me causa repulsión. Ahí digo: eso no es una película. Si vas a hacer una película sobre un hombrecito gris y su discurso interno, ¡haz un puto libro! En la lectura de un libro hay mucha más tolerancia al patetismo, incluso puede ser gozoso, porque estás contigo mismo y en un espacio intangible, al cual nunca nadie va a poder entrar. Nunca nadie va a poder saber cómo leíste un libro, un párrafo, una línea o cómo recibes una palabra. Es muy hermoso y muy personal. Y siento que nadie tiene el derecho, aunque no me gusta ocupar esa palabra, o el mal gusto, de entrometerse en el camino de otra persona así, regalando un libro. Por supuesto, cuando me regalan un libro no les voy a escupir este discurso, pero me parece que es más una piedra en el camino que otra cosa. Creo mucho en el descubrimiento personal de tu gusto y camino literario.
Entonces los libros no llegan a ti, sino que tú llegas a ellos.
Por supuesto.
¿Cómo llegaste tú a la lectura? ¿Alguien te la mostró?
Mi papá creo que nunca se ha leído un libro entero en su vida. Pero no lo desprecio por eso, porque él ha sabido leer la vida. Tiene mucha sabiduría callejera. Mi mamá, por otro lado, sí era de la idea, que yo la podría rebatir, de que la lectura es buena de por sí. Yo no pienso eso, no creo en los planes de lectura. Pero como era el hijo mayor, recibí el esfuerzo de mi mamá por letrarme. Me leyó Heidi, me pasó Ami, el niño de las estrellas, Corazón, de Edmundo de Amicis. Pero después mi mamá se molestó conmigo porque me obsesioné con leer revistas. Como mis papás eran separados, cuando salíamos mi papá me nutría de revistas. Su manera de ser papá era llevarnos a un kiosco y preguntarnos "ya chiquillos, qué quieren. ¿Golosinas? Saquen la revista que les guste". Entonces yo, semana por medio, tenía dos o tres revistas nuevas. Y estaba esas dos semanas leyéndolas, abandonando mis deberes domésticos.
Por ejemplo, en la mañana me quedaba en eso en vez de prepararme para el colegio. Y mi mamá me gritaba: "¡ya estái leyendo, hueón!".
A veces eso ayuda a profundizar el gusto: cuando haces algo que no deberías, más ganas te dan de hacerlo.
Pero fue un despertar tardío: ninguno de estos libros me lo leí antes de los 20 años. De hecho, uno de los primeros libros que me impresionó cuando niño fue uno de chistes obscenos. A mi padrastro, para un cumpleaños, le regalaron Los más inteligentes chistes de gallegos, de Pepe Muleiro. Está muy bien escrito, yo incluso seleccionaba los chistes más importantes. Por ejemplo este: "Al ver dos perros apareados, el galleguito le pregunta a su mamá: ‘¿qué le pasa a esos perros?’. ‘Que algún malvado les ha puesto pegamento’, le responde. ‘Pobrecitos, con lo que debe fastidiar que te hagan una cosa así cuando estás follando’". Lamentablemente, este libro fue mucho más instructivo sexualmente que cualquier conversación que haya tenido con mi padrastro, con mi mamá o mi papá. No sé si para bien o para mal. Y está lleno de racismo, xenofobia, machismo, sexismo. Pero creo que se entiende que es una broma.
¿Qué estás leyendo ahora?
Unas novelas de Cervantes, ¿cómo se llaman?
Novelas ejemplares.
Son pura acción, cien por ciento acción. En algún momento, a finales del diecinueve, eso se tornó al monólogo interior, que hoy abunda. Knut Hamsun, que lo leí harto hace unos diez años, quizá más, fue uno de los primeros en hacerlo, pero con mucha pureza, pues esa forma no estaba tan manoseada como ahora. Me acuerdo de leer Hambre cuando vivía yo en La Florida, muy cerca de una biblioteca municipal. Ahí encontré la traducción directa del noruego. Lo leí, me impresionó mucho.
Hamsun no es fácil de encontrar, porque no ha sido reeditado. A pesar de ser Premio Nobel, sigue cancelado por su vínculo nazi.
Sí, tiene un sesgo nazi que para mí es injusto. Partamos por el hecho de que Hitler era un amante de la expresión cultural. Independiente de sus gustos, está comprobado que su agresividad provino en gran parte de su frustración artística. Y a él le encantaba Knut Hamsun, lo admiraba mucho. Hamsun no tenía la culpa de que Hitler lo considerase, y quiso aprovecharse de eso para ayudar a Noruega durante la guerra. Tuvo una reunión my famosa con Hitler, que está documentada, y la persona que transcribió la entrevista quedó impresionada: dijo que nunca vio a nadie tratar a Hitler así. Hamsun lo interrumpía, no lo dejaba hablar. Impuso sus términos durante toda la reunión. No era un salamero, solo se quiso hacer cargo de su momento. Knut Hamsun pagó en vida todo esto, fue separado de su familia y recluido a un asilo. Aún así, escribió un libro que para mí tiene mucho valor, con un título impresionantemente hermoso: Por senderos que la maleza oculta. Me dan ganas de llorar solamente por el nombre. Yo conozco esos senderos: tengo la suerte de tener familia del campo y sé de esos caminos que se dejan de transitar y el pasto luego cubre.
La lectura, para mí, es un poco eso: recorrer esos caminos
que han sido ya transitados pero no tanto. Descubrirlos.
Creo que fue Henry Miller quien dijo: "Elegí como inspirador a Hamsun, pero si tuviese que volver a empezar, tomaría como inspiración a Bashevis Singer". Ahí dije oh, quién será este Bashevis Singer, otro Premio Nobel, también olvidado y a quien nunca había escuchado. Al otro día de leer eso me pasó algo que me ocurre mucho (y quizá también a toda la gente, pues no creo que hayan razones místicas para estas cosas, solo sucede que estás atento): husmeando en el mejor sector de libros usados de Santiago de Chile, que está ahí al lado de Passapoga, por Miguel Claro, sin haber visto nunca un tomo de Isaac Bashevis Singer, me topé de frente con un volumen de él. Era Gimpel el tonto. Ese librito, que todavía lo tengo, sé que me acompañará hasta el día de mi muerte, pues me hizo descubrir al que hoy es mi mayor refugio. De alguna manera, fue un retorno a esto que te decía de la acción. Isaac Bashevis Singer no se detiene en monólogos interiores. Dice "eso no es la vida. Lo que tú haces o dejas de hacer expresa mucho mejor quién tú eres que lo que tú piensas que eres". Yo podría añadir: eres más lo que no piensas que eres que lo que piensas que eres.
Pero entonces ese libro de Bashevis Singer, de alguna manera, llegó a ti. No lo saliste a buscar.
Es que eso es demasiado místico. Es medio religiosa tu perspectiva y no la comparto. Eso de que llegó a mí, o yo llegué a él. A pesar de que no estoy capacitado científicamente, sí creo en el magnetismo. Pienso que las cosas se atraen o se repelen. Por eso no estamos flotando en el espacio; hay fuerzas de atracción y repulsión, y a medida que te vas disponiendo, las cosas se te acercan o alejan. Obviamente hay una explicación para eso, pero sigue siendo reconfortante saber que hay un orden, un orden desconocido, y que a medida que vas aceptando y complaciendo a tu naturaleza, ese orden se te revela. Sé que estoy sonando más metafísico que tú todavía, pero pienso que si dispones las cosas como las cosas piden ser dispuestas, entonces todo es fácil. O no sé si fácil es la palabra, pero bueno. Me lo compré y me lo leí de una sentada. Es realmente un libro muy bueno y que me sirvió mucho en ese momento. Eso es lo otro que tienen los libros: pareciera que aparecen en tu vida en el momento justo en que tienen que aparecer.
Tienes varios libros de Nietzsche.
Lo leí un montón, me hizo muy bien, le tengo mucho cariño. Siento su dolor. Tú muchas veces expresas desde tu carencia, y este es un tipo que murió cuidado por su hermana, que nunca se separó de su familia, pero al mismo tiempo fue el profeta del poder. Es muy tierno, no me puedo enojar con Nietzsche, como se enojaron tanto en su tiempo. De él, creo que el Zaratustra fue lo que más me caló, pero desde un punto de vista práctico, Sobre el porvenir de nuestras escuelas, unas conferencias que él dio en la Universidad de Basilea cuando tenía como 27 años, me parecen maravillosas y muy útiles para la crianza. Ahí dice que las escuelas, desde el jardín hasta los posgrados, se abalanzan sobre el conocimiento y que para él eso era una vulgaridad. Al contrario, tú tienes que dejar que las cosas se te acerquen. Es como tratar de atrapar a un animal corriendo y a los gritos; nunca vas a poder conocerlo así. Uno, porque siempre vas a estar estresado. Dos, tienes ínfimas posibilidades de capturarlo vivo. La manera de conocer un animal es estableciéndote en una postura... cómo es la palabra... inactiva, y dejar que él se te acerque a ti, para luego poder verlo en diferentes facetas, no solo emocionales sino también dimensionales.
Es como lo que dices en “Mucho más mío”, esa canción de Ases Falsos: deja que venga hacia ti.
¡Claro! Cuando terminó Fother Muckers y empezó Ases Falsos, coincidió con que yo empecé a leer a Nietzsche. Muchas de las letras de Ases Falsos son nietzscheanas: "La Gran Curva" está llena de interpretaciones, e "Ivanka" dice "el que menos posee, menos poseído es". Son puras ideas de él que me interesaba compartir en formato de canción pop.
Como dice Nietzsche, los problemas son eternamente iguales,
los sentimos todas las personas en todo el mundo
en todos los idiomas y en todas las épocas.
Yo creo mucho en eso: por eso también he tenido mala suerte o mala relación con todas las ideas progresistas, o de que estamos viviendo una época única. Yo digo: ¿de qué están hablando? Somos bárbaros pero del siglo veintiuno. Creo que Maeterlink dijo, en un libro que hizo de las abejas, que hablamos de ellas como si todas fueran una, lo mismo de los perros o los gatos. Pero si vinieran los extraterrestres y observaran a los humanos desde sus naves espaciales, sería muy fácil para ellos establecer patrones, porque en todo el mundo nos comportamos de maneras súper similares. Incluso gente como los parias, los vagabundos, ¡son parecidos en todos lados! Eso me hace pensar en la idea de Borges de que la piedra persevera en ser piedra, el tigre en ser tigre, “y yo he de perseverar en ser Borges”. Aunque quiera escaparme de mí, en esta eterna fuga de los seres humanos, no puedo. La conciencia es la pesadilla de la naturaleza, dijo alguien. Creemos, inútilmente, que no somos lo que somos, porque a veces es muy doloroso constatarlo, pero para mí tiene caleta que ver con las pugnas de identidad que ahora aquejan a las sociedades, con no querer aceptar quién eres. Es una lucha válida pero que está llena de dolor. No sé cuándo termina esa lucha, cuándo alguien dice: ahora sí soy quien soy. Creo que lo más sano, para mí, en ese sentido, ha sido aceptar que no soy nadie. ¡No soy nadie! Es lo que le digo a mi hija: tú no eres María, no llegaste con una etiqueta que decía "María"; te pusimos María para poder referenciarte, y que cuando te llamáramos a comer, vinieras. Pero tú no eres María; no eres nadie y puedes ser todo.
También hay muchos libros de Giovani Papini. Un provocador, por decir lo menos.
¡Pero eso es lo entretenido! Si quieres leer a un moderado, lee a Raúl Sohr. Pero yo quiero leer cosas que me exciten. Papini es excesivo, esa es su gracia. Él se reconoce así, se acepta así, se quiere así. Cuando niño dijo “voy a escribir una enciclopedia de todo, que tenga todo’”. Trabajó tres años en eso y ni siquiera salió de la A. Después, tiene Juicio universal, que se trata de cuando se acaba la humanidad y él se dedica a someter a todas las personas a juicio. ¡Una locura! Papini para mí es muy divertido y se caga de la risa de la gente que se enoja. Ese es un patrón de todos estos autores: personas que gozan de cómo los demás se arrancan los pelos al no saber si los están agarrando para el hueveo o no. Todos ellos huevean en serio y eso es lo que yo también disfruto hacer, a mi modesta manera. Todo lo que hago es hueveo: las bandas, que Fother Muckers se convierta en Ases Falsos, y que ahora Ases Falsos se acabe y vuelva Fother Muckers. Es un hueveo nomás, pero en serio. Nietzsche decía eso: hay que jugar como los niños, que juegan en serio.
Y allá arriba, varios libros sobre Jesús.
Siempre me llamó mucho la atención la leyenda de Jesucristo, su historia, a pesar de que yo tengo una noción o una respuesta muy concreta sobre la existencia de Dios. El dilema de si Dios existe o no es muy tormentoso, no sé si vale la pena, pero si tú me preguntas mi respuesta es: no sé. Creo en esa respuesta, creo en la certidumbre de que no se puede saber. Yo no sé y nadie sabe. Por eso los sacerdotes son dignos del mayor repudio, y por eso Jesucristo, teniendo amigas prostitutas, asesinos, delincuentes, evasores de impuestos, ricos, pobres o leprosos, nunca tuvo un amigo cura. Que yo sepa, no he leído ni siquiera en un apócrifo que tenga un compadre del clero. Ellos se lo echaron, de hecho. Para mí, dentro de todas las atrocidades que uno podría marcar, la mayor de todas es traficar con el engaño. La estafa: prometer algo que no puedes saber. Puedo entender que haya gente que necesite eso. Que a mi abuela, con su sufrimiento diario por tener que ser la esposa de mi abuelo, le sirviera.
Cada uno tiene el dios que necesita. Lo que me da pena es cuál es el dios
de la gente ahora: ni siquiera es el dinero, es ella misma.
La gente está todo el puto día en un culto a sí misma. El horóscopo, la carta astral, todo es un culto a sí mismos. Pero tú solo eres un punto de vista. Eso somos. ¡Eso soy! Eres una perspectiva, nada más. Por qué no aprovechar eso y fijarte en tu entorno. Si miras para afuera también te verás a ti mismo. No tienes que preocuparte, porque al final siempre te estás identificando, aunque estés mirando un palo.
¿Cuál es tu relación con la Biblia?
Mucha gente piensa que la Biblia se relaciona con los curas o la iglesia, pero no tiene nada que ver. No entienden que la Biblia no es para canutear, Nunca fue eso. Era el registro de la historia humana, en particular de los hebreos. Cuando tú lees, por ejemplo, el Deuteronomio, que es el último libro del Pentateuco, que a su vez son los que componen la Torá, bueno, eso es lo que los judíos necesitaban leer cuando se vieron sin tierras. ¡Tenían que quitársela a alguien para establecerse en algún lugar! Y eso requería un texto ultra violento. Es lo que te decía antes: todo el mundo tiene el dios que necesita. Ellos agarraron a un dios, que es Yavé, volcánico, el más malo que pillaron. Un demonio, un dios de la noche, sediento de sangre. ¡Era el dios que necesitaban para llegar a romper cráneos! En este caso, el Deuteronomio me sirve para entender la misma agresividad israelita de hoy. Pero la Biblia es un libro que leo por valor histórico más que por disfrute.
Igual tiene cosas bonitas, como el Cantar de los cantares, el Eclesiastés.
Sí, esas son cosas romanticonas, pero tiene otros libros extraordinarios. Yo he sacado muchas historias de ahí. Hay un profeta que se llama Eliseo y que un día iba caminando a la cima de un cerro. Pasa al lado de unos niños y, al ver que era pelado, ellos le gritan una broma, "Pelao cabeza de tuna", algo así. Pero Eliseo se da vuelta y les dice "a ver, pendejos culiaos", y aparecen dos osos y los hacen cagar a todos. Y Eliseo sigue su camino. Con ese tipo de imágenes uno dice, qué onda esto. Si confundes esto con un libro sagrado, puede que la Biblia te resulte muy incómoda. “¿Por qué estos osos destrozan a cuarenta niños que se burlaban de un tipo al que se le veía la pelada cuando subía el cerro? ¿Qué significa?”. Si quieres ver significado en todo, vas a sufrir, te va a aparecer incómodo y te va a patear. Pero si estás listo para disfrutar un viaje, está buena. Para mí es simplemente un gran compendio y selección de la expresión humana y creo que eso es suficiente. Gabriela Mistral decía que la Biblia era lejos el mejor libro que se había escrito jamás. Todos tenemos nuestros dioses y esta es mi parroquia —dice, mostrando sus discos—.