
¿Lector o posero? Ideas sobre la lectura performativa
En las últimas semanas me han llegado y aparecido muchos artículos o posteos que hablan de la “lectura performativa” —performative reading—, un nuevo concepto, como si faltaran más, que define a quienes andan con libros en público pero no necesariamente para leerlos, sino más bien para mostrar que los están leyendo.

Lectura electrónica: lo que gané y lo que perdí cuando adquirí una Kindle
Crecí en una casa de personas lectoras pero de pocos libros. Supongo que siempre tuve la noción de que eran caros, y de que no había espacio para ellos. Para poder estar cerca de los libros, me inscribí a los 6 años en la biblioteca del colegio, a los 13 en Bibliometro. A los 19 en la Biblioteca de Santiago, y a los 20 en la Biblioteca Nacional. El acceso al mundo de la lectura ya estaba logrado, pero quería tenerlos, una casa del futuro de paredes cubiertas de libros, una selección a partir de la cual se pudiera interpretar mi identidad.

Cuando no podía hablar, un libro me salvó
Cuando tenía un poco más de tres años, me diagnosticaron un trastorno ansioso: mutismo selectivo. No podía hablarle a nadie que no fuera mi madre, mis dos hermanas y mi abuela, a quien, a veces, tampoco le dirigía demasiadas palabras.

¿Por qué leemos lo que leemos?
Por un camino imperceptible llegan libros a mis manos, ruegan ser leídos. Algunos quedan ahí como migajas olvidadas. Una adicción a comprar más libros de los que puedo leer, me empuja.

En contra (y a favor) de los bestsellers
Nunca me gustaron los bestsellers. Hay algo en la manera en que son escritos que no me convence. Mucha cursilería, mucho recurso fácil, mucho blablá y poco sustento. La forma como simplifican fenómenos complejos –desde el amor, pasando por la violencia, las familias, la salud mental– me estresa.

Silencio, por favor
De niño le temía, en mi juventud lo despreciaba, pero ahora, mañoso y terco, me volví un adicto al silencio.